
Los primeros ejercicios consistían en adaptarnos al espacio en que nos encontrábamos, como mover los brazos ocupando el máximo de espacio posible y desplazarnos por el aula mientras sonaba la música. Por otro lado también hicimos ejercicios de relajación, en los que controlábamos la tensión muscular focalizando la energía en un punto de nuestro cuerpo.
Aquí, una de las actividades me divirtió mucho. Teníamos que ubicarnos sobre cuatro baldosas del suelo, e imaginar que estábamos dentro de una caja de cartón. Debíamos movernos sobre ese espacio limitado i que, por orden de Ignasi, se iba reduciendo conforme pasaba el tiempo. Hasta tal punto que sólo disponíamos de una baldosa, y claro está, no nos podíamos casi mover. Ahora tocaba destruir esta caja donde estábamos metidos, y golpeamos con fuerza, ¡mucha fuerza! hacia adelante, hacia atrás y a los lados. Por fin quedamos liberados de la caja.
Aquí, una de las actividades me divirtió mucho. Teníamos que ubicarnos sobre cuatro baldosas del suelo, e imaginar que estábamos dentro de una caja de cartón. Debíamos movernos sobre ese espacio limitado i que, por orden de Ignasi, se iba reduciendo conforme pasaba el tiempo. Hasta tal punto que sólo disponíamos de una baldosa, y claro está, no nos podíamos casi mover. Ahora tocaba destruir esta caja donde estábamos metidos, y golpeamos con fuerza, ¡mucha fuerza! hacia adelante, hacia atrás y a los lados. Por fin quedamos liberados de la caja.

En definitiva, actividades individuales, en pareja y en pequeños grupos, actividades divertidas y apropiadas para una primera sesión de expresión corporal, en la que la gente (yo incluída) se muestra tímida y se queda en una sola zona de la clase.
¡Qué diferencia desde los primeros minutos a ahora!
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